Blog independiente que aborda los Arcanos del S. XXI.

martes, 18 de enero de 2011

Wanted. (Kafka: Parte I) *

Franz KafkaMi nombre es Karl Heydrich. Soy un oficial de la Gestapo fallecido hace años que sigue buscando al judío que aparece en esta foto. 

A mediados de marzo de 1939, cuando ocupamos su casa, solo pudimos quemar unos legajos sin valor de su obra. El maldito la había hecho desaparecer. Después, cuando interrogamos a su novia, pudimos hacernos con algunos relatos y quemarlos. Pero el grueso de sus escritos se nos escurrió de los dedos. Dicen las malas lenguas que un amigo suyo, un tal Max Brod, los transportaba en barco hacia Palestina a la vez que nosotros nos personábamos en su casa. Si es así, los encontraremos.

Reconoceréis a este judío fácilmente. Es extremadamente delgado, de apariencia  frágil, mirada huidiza pero penetrante, nervioso. Camina como si  fuese a resquebrajarse en cualquier momento. Es pulcro, de modales exquisitos y de una inteligencia extrema. Suele pasear con una libreta en la mano porque no puede dejar de escribir ni un solo momento aunque la mayor parte de su tiempo la consume encerrado en su habitación, sin contacto con el exterior.


Circulan muchas leyendas en torno a este hombre. Los hay que dicen que ha sido el mejor escritor de toda la historia; otros, sin embargo, se confiesan impotentes de entender su obra; también los hay que se burlan de él y lo tildan de loco. Pero todos, todos sin excepción, quieren que su literatura pueda casar con su ideología: los marxistas, los surrealistas, los psicoanalistas, los existencialistas, los cristianos, los judíos, las feministas, los anarquistas...todos quieren poseerlo, todos le piden matrimonio.

Algunos dicen que falleció de tuberculosis un 3 de junio de 1924. Yo no me lo creo. Noto su presencia en todas partes. Allá donde voy, en cada ciudad, en cada hombre, en cada gobierno, en cada sistema económico, en cada familia, en cada situación...huelo su aroma.

Estudió Derecho obligado por su padre. Trabaja de burócrata en una compañía de seguros. Ha estado a punto de casarse varias veces pero su inseguridad ha acabado siempre por echar abajo esas oportunidades. Su padre, un gran hombre pese a ser judío, sabía cómo educar a su único hijo varón. Pero el chico salió débil, no asimilaba bien la férrea disciplina paterna y se rebeló contra ella como solo un ser inferior puede hacer: de modo pasivo, de modo femenino. El resultado fue el total desprecio paterno al ver que no iba a sacar nada provechoso de ese enclenque que llevaba su mismo apellido. Largas noches he pasado en el infierno conversando con él, con Hermann, y me reveló que dos de las obras de su hijo fueron escritas por puro despecho: Carta al Padre y La Condena. Ésta última, constituye el alegato más importante que se ha escrito contra el patriarcado y consta de unas pocas páginas, ¡maldita sea!, ¿cómo puede una obra tan corta tener tan inmenso impacto? He oído rumores de que numerosos eruditos han sucumbido ante ella, que el movimiento feminista la tiene como una de sus 'joyas de la corona', que la escuela psicoanalista ha desmenuzado cada frase, cada palabra, y le rinden culto, que el ciudadano de a pie con un mínimo de sensibilidad sufre un tremendo shock tras su lectura. ¿Es posible lograr la gloria simplemente escribiendo diez míseras páginas? El Mein Kampf de mi adorado Führer es mucho más voluminoso y observo con horror que está considerada como una obra risible, como un monumento a la estupidez humana. 

También oí rumores de que es un visionario. Vaticinó el holocausto judío en una obra que lleva por título El proceso cuyo personaje principal acaba siendo acuchillado como un animal, pero que Orson Welles, al llevar la obra al cine, dulcificó el final para que no chirriase tanto a los oídos de la sociedad americana de los sesenta.

¡Ah! ¡Cómo sabía exactamente el semita cuáles eran mis deseos más íntimos! Ojalá pueda rebanarle el cuello algún día. Yo solo me bastaría para destruirlo. Y, sin embargo, hasta el momento me ha sido imposible acceder a él, como si me estuviese vetada su presencia, como si él y yo perteneciésemos cada uno a dos esferas distintas y la mía estuviese condenada a vagar alrededor de la suya haciendo imposible el encuentro.

Llevo años meditando sobre una frase suya que llegó a mis oídos por casualidad: "Los cuervos afirman que un solo cuervo podría destruir el cielo. Indudablemente, así es, pero el hecho no prueba nada contra el cielo, porque cielo no significa otra cosa que la imposibilidad de cuervos." Pero no acierto a encontrarle ningún sentido. Bah, seguramente no lo tenga.

Quiero acabar con ese insecto nauseabundo. Quiero pisotear esa cucaracha y demostrar al mundo que el imberbe checo no ha sido más que un error de la naturaleza, una desviación sionista. El idiota tenía un sueño: emigrar a su adorada Israel para vivir en paz, pero le diagnosticaron la enfermedad de la tuberculosis y ya no pudo moverse de Praga. Está aquí, en alguna parte, y algún día... lo encontraré.



Por cierto, ésta es su firma:


Firma de Franz Kafka



* Inauguro con este post una serie de artículos en los que intentaré acercar a mis lectores a este genio de la literatura universal. Espero que sean de vuestro agrado.


viernes, 7 de enero de 2011

No a la Ley Antitabaco del gobierno socialista

Los cantautores

Hace algunos años, un grupo de cantautores compusieron la canción Todos por el humo, a favor de los fumadores. 

Lástima que hoy por hoy estén tan callados...y subvencionados.


He realizado este vídeo para todos aquellos que fumáis o que, sin hacerlo, sois conscientes de la desproporción de las últimas medidas tomadas por el gobierno stalinista de este país.

Espero que os guste. Va por vosotros:



jueves, 6 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos:

Los Reyes MagosEn primer lugar disculparme por escribir la carta a última hora. Pero es que yo siempre hago las cosas a última hora; ya me conocen de muchos años.

He de confesar a sus majestades que nunca me cayeron demasiado bien. Bueno, cuando era muy pequeña sí les tenía bastante cariño, pero a partir de los once o doce años comencé a pensar seriamente que ustedes a mí no me tenían demasiada estima, incluso me atrevería a decir que me tenían cierta tirria puesto que nunca acertaban en ninguno de los regalos que yo les pedía.

También he de confesar que durante muchos años me cayó mejor Papá Noel. ¿El motivo? Porque lo del trineo volador me parecía mucho más interesante que el tema de los camellos; pero, sobre todo porque Papá Noel hacía unos regalos mucho más importantes sin pedir tanta bondad a cambio de ellos. A mí no, claro, porque en mi casa a Papá Noel le tenían prohibida la entrada, incluso algunos mayores se empeñaban en decirme que no existía, que solo existían los Reyes Magos. Eso no me cuadraba ya que, si Papá Noel no existía, ¿cómo dejaba regalos en las casas de mis amigas? No sirvió tampoco de mucho el que yo les defendiese con mil y un argumentos contra unas cuantas bobas de mi clase que se empeñaron en decir que ustedes eran los padres (menuda estupidez). Hasta llegué a pegarme con una de ellas una vez por esta cuestión. Pero nada: cuando llegaba el seis de enero resultaba que quien recibía los regalos que yo anhelaba eran ellas y no yo. Tienen ustedes un sentido del humor un tanto retorcido, majestades.

En fin, superado ya aquello, les escribo para pedirles lo siguiente:

- Sean generosos con todos los niños, en especial, con aquellos más pobres. Los más necesitados son los que merecen mejores regalos. ¿No son ustedes magos? Pues hagan magia que ésa es su faena.

- Olviden para siempre la amenaza del carbón. No es efectiva. Desde el momento en que no son ustedes demasiado coherentes y los niños ven como esa compañera de clase que es absolutamente repelente y ese niño que siempre dice palabrotas reciben la Xbox y la Wii, ¿con qué derecho exigen ustedes bondad so pena de carbón al pobre que va todos los días al cole con las rodillas temblando por si le quitan el bocadillo o lo excluyen de los juegos en el patio? ¿Son ustedes sádicos? Mal, muy mal el tema del carbón. No saben gestionarlo. Fuera para siempre el carbón entonces.

- Prohiban explicitamente a los padres decirles a sus hijos que pidan cosas de provecho. Los niños no quieren cosas de provecho, por el amor de Dios. Ellos odian los sueters, pijamas, estuches...etc. Quieren juguetes, a ser posible el juguete más estúpido del mercado. Bastante es que en su cumpleaños y su santo les regalen cosas de provecho. Ahora hay que regalarles eso que sus padres saben que les hará chillar de alegría. Si no les hace dar saltos y volverse locos...no es una buena opción.

- No vale que suba un paje al piso en vez de alguno de ustedes. No vean el trauma que ocasiona en una criatura el hecho de que no acceda a su piso más que el paje del Rey Baltasar mientras que en el piso del vecinito entrasen dos de ustedes y encima conversasen un rato con sus padres. O suben a todas las casas o no suben a ninguna. Pero aclárense de una vez.

- Si se les pide un juguete de tal marca, significa que tiene que ser de esa marca y ninguna otra puede suplirla. Imagino que ustedes, a su edad, verán una tontería este dato pero les puedo asegurar que la mayoría de las veces, la diferencia entre dejar un muñeco Bob Sponja o un Gormiti es la misma que existe entre el Cielo y el Infierno. Si se les hace creer que da igual una cosa u otra, cuando crezcan pueden encontrarse con la sorpresa de que les dé igual el solomillo que la hamburguesa o la cocacola que el buen vino. Ustedes verán si quieren crear semejantes monstruos.

- Si una niña pide una espada o un disfraz de pirata, no le dejen un kit de maquillaje ni un vestido de princesa: ella quiere ser una pirata, no una princesa. Respétenla. Su madre ya se encargará de ponerle lacitos y hacerle coletas para lucirla como si fuese un caniche. Dejen que pueda respirar de vez en cuando enfundada en su traje de Jack Sparrow.

- No hagan caso a los padres; al menos, no les hagan demasiado caso. Los padres son un plomazo la mayoría de las veces. Son excesivamente sensatos y ustedes no vienen aquí para poner sensatez en las casas sino para dar felicidad. Tengan en cuenta que los niños estarán bajo la tutela de sus padres los 364 días restantes. Impongan su criterio por un día. Sean un pelín anárquicos y nada moralistas. Sus padres ya son moralistas, caray. Ustedes deben ser los hackers de la moralidad.

- Si hay algún regalo que no han podido conseguir (cosa inverosímil dado que son magos) o, simplemente, creen que lo necesita más otro niño, háganselo saber al damnificado en cuestión con una tarjeta escrita a puño y letra de su parte en la cual aclaren que tendrán ese regalo para el año que viene si vuelve a ser solicitado. Trabájense las cosas un poco más, que luego se quejan de que cada vez les gana más terreno Papá Noel.

- No se olviden de pasar por las residencias de ancianos para dejarles algún detallito. Ellos son los nuevos niños, esos niños que regresan otra vez al origen y  ya no piden apenas nada, simplemente que se acuerden de ellos. No sean ustedes tan insensibles como para no dibujarles una sonrisa en este día.

- Ah, que no se me olvide. No gasten bromas aunque vean que los padres del niño en cuestión tienen interés en reírse un rato. Si la caja es una Xbox 360, dentro debe hallarse dicha consola y no un chandal. Les dejo aquí un vídeo en el que se ve lo que nunca, nunca, deben ustedes  hacer. No tiene gracia; ninguna. Es más, a los padres habría que meterlos en la cárcel.




Y eso es todo. Como verán no pido nada más que aquello que entra dentro de sus obligaciones. Pero alguien tenía que recordárselo. Ustedes piensan que por ser Reyes tienen derecho divino, debe ser que nadie les señaló nunca eso de: Un rey no es rey por voluntad divina, sino porque sus antepasados se lo montaron....divinamente.

Bueno, espero que hayan sabido encajar la broma con sentido del humor. Por mi parte, les deseo lo mejor y les dejo aquí unas golosinas para endulzar el camino.


  ¡Feliz viaje de vuelta!

sábado, 1 de enero de 2011

Propósitos


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No sé si por ir contracorriente, por vaguería, por estar encantada de haberme conocido, o por qué, pero lo cierto es que jamás en mi vida me he hecho un propósito de nada. Es más, estoy escribiendo esta palabra: ‘propósito’, y me suena completamente ajena, como si escribiese 'depósito' o ’parásito’.

Yo no me propongo hacer una cosa, simplemente la hago o no la hago. Claro, para hacerla antes debe haber sobrevolado por mi azotea aunque sea fugazmente, si no sería imposible hablar de voluntad libre. 

Pero eso que dice la gente en fin de año de: voy a proponerme dejar de fumar, aprender inglés, hacer dieta, querer más al perro, pasar más tiempo con la familia…etc., ¿para qué te lo tienes que proponer tanto rato y hacer partícipes a los demás de tus propósitos? ¿Necesitamos que los demás sepan que vamos a hacer un esfuerzo por superarnos y que si no lo logramos merecemos el perdón y si sí merecemos aplausos y loas? Es que no tiene ni pies ni cabeza. Si uno quiere aprender inglés que aprenda pero no que se proponga aprenderlo anunciando su propósito por megafonía. Realmente no entiendo qué significa proponerse algo: ¿hacer fuerza mental todos los días durante diez minutos antes de irse a dormir o al levantarse? ¿De qué sirve proponerse algo si no pasas a la acción cuanto antes? 

Y si encima tienes que esperar al 31 de Diciembre para proponerte cosas es que eres realmente lerdo. O sea, no solo no vas a hacer esas cosas y te vas a quedar en la mera propuesta , sino que además te esperas a que sea el último día del año porque necesitas que tus supuestos actos vayan en consonancia con el movimiento de traslación de la Tierra…¿por qué? ¿Deben entonces, siguiendo la misma lógica, hacer las mujeres pequeños propósitos mensuales para que su voluntad vaya pareja a la del ciclo lunar? ¿Estamos todos locos o qué?

Otra cosa es desear, desear está bien, es gratuito, por desear que no quede. Recordemos que cuando a una aspirante a miss mundo se le pregunta cuál es su deseo, normalmente responde que la paz mundial, a lo que sigue un intenso aplauso del público e incluso algunas lagrimillas de alguien,...cuando todos sabemos que esa chica va a hacer lo mismo por la paz mundial que por la preservación de la foca fraile del Caribe, en peligro de extinción. Y como desear en sí es una tontería, ¿qué más da hacer la tontada completa y desear en NocheVieja?

Pero el asunto del propósito es más peliagudo, tiene un matiz de esfuerzo personal, trabajo, carga, fastidio… que da un pelín de grima. 

También hay un componente interesante en este tema . Es muy fácil constatar los temores y complejos de los demás cuando te hacen partícipe de sus propósitos. Te están desnudando el alma sin el menor rubor al hacerlos públicos.  ¿No les da vergüenza ser tan poco pudorosos? Si uno se propone –en mi presencia- hacer dieta, no puedo evitar medirle, a ojo de buen cubero, el diámetro de su abdomen; y si otro anuncia al mundo que va a ser mejor persona, ¿no comenzamos a mirarle como si fuese el mismísimo Rasputín?

En fin, todo este manojo de palabras deshilachadas para anunciar que tengo un propósito para este nuevo año. Sin embargo, no lo voy a decir en voz alta. Quien tenga poder de leer en mi corazón, seguro que lo ha hecho ya.


Y como ya no se estila hablar de ellas, paso a hacerlo yo: ¿lo mejor de las Navidades? Me quedo con estas palabras de Chris Stevens retransmitiendo desde la K-OSO, en Alaska:



Y con este anuncio de Intereconomía, el más bonito que he visto en mucho tiempo:




¡FELIZ AÑO NUEVO, INTERNAUTAS!


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